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A principios de la década de 2010, surgió una pequeña y efímera iniciativa conocida como Let’s Fly, aunque esta verdaderamente no duró mucho, solo estuvo operativa en 2011. Su sede y base estaba en Barcelona e intentaba ser una pequeña aerolínea regional, algo complicado porque las grandes aerolíneas de bajo costo dominaban el mercado y había menos demanda de billetes aéreos por la crisis económica de ese momento. Let’s Fly solo tuvo un avión, un ATR 42-320, alquilado a Top Fly con matrícula EC-IDG. Este avión era todo lo que tenían y a la vez, su mayor limitación. Con él, hacían vuelos chárter y algunos vuelos para otras compañías, pero nunca lograron tener rutas fijas. A veces se veía el avión en aeropuertos de España y Europa, lo que quiere decir que más bien lo alquilaban o volaban cuando alguien lo pedía, en lugar de tener un plan de vuelos y horario estable.
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ATR 42 |
La aerolínea llegó a tener su propio código ICAO (LLY) y un callsing, LETSY, lo que demuestra que sí se organizaron formalmente como una linea aérea de verdad. Pero las limitaciones de su capital, poseer un solo avión y en un mercado difícil de abrirse un hueco, su sueño duró poco. En unos meses, el proyecto terminó y su único ATR 42 pasó a volar para otras aerolíneas regionales (Aeronova). La historia de Let’s Fly es como la de muchas aerolíneas pequeñas en España, empezaron con ganas de hacerse un hueco, pero no pudieron contra un mercado donde mandan los grandes, que es muy exigente y siempre está cambiando. Su paso por los cielos españoles en 2011 es casi una anécdota, algo que solo recuerdan los registros oficiales y las fotos de los aficionados a los aviones. Es una pena, porque demuestra lo difícil que es empezar una aerolínea pequeña y mantenerla a flote en un mundo tan competitivo. Las aerolíneas pequeñas a menudo tienen ideas frescas y podrían dar un mejor servicio a comunidades locales, pero necesitan mucho apoyo e inversión para sobrevivir. Let's Fly pudo haber tenido un impacto positivo, conectando regiones y ofreciendo opciones de viaje únicas, pero la falta de recursos y el entorno económico desfavorable truncaron su destino. Su historia nos recuerda la importancia de apoyar a las empresas locales y buscar formas de fomentar la competencia en el sector aéreo. Quizás en el futuro, con nuevas tecnologías y modelos de negocio, veamos más aerolíneas pequeñas prosperar y ofrecer alternativas a los gigantes de la industria.
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web de Let's Fly |
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